Dices ser quien no eres y crees serlo. Y sin embargo, eres. Algo eres. Y todo lo que eres (fuiste y serás) me causa algo de tremor y ternura. Sin embargo, lo que eres o dices ser (y tal vez ni eres), todo esto no serías jamás si hubieras sido diferente. De haber nacido distinta, no serías en absoluto lo que hoy practicas a diario. Esto hace entender que no eres nada, que lo tuyo es exterior, y por lo tanto no es tuyo, y no eres tuya. No eres, pues. Más interesante aún, pudiste ser lo que a mi me hubiera gustado que seas, y que aún así no me hace mal que no seas, porque como tú caen cien mil millones de cometas a este desierto llamado Tierra, y una de ellas—una de ellas. Y alguna es lo que en definitivas no eres, en montones.