Me es desafiante narrar empleando líneas íntimamente sincronizadas. Pienso que debo esconder verdad y significado detrás de mezcla quizá ardua en apariencia pero confortante en lo cierto. Un hilo bien predispuesto culmina siempre en un cul-de-sac—o es que acaso no sé escribir; o peor aún, no tengo estilo y no se que hago y no quiero saberlo y lo oculto de ustedes pero en realidad de mí mismo porque yo soy ustedes. Yo soy todos ustedes y me es bueno saberlo, recordarlo.
Dice un psicólogo algo loco—como todos los que algo valen—que la lengua madre es la gran enemiga porque enemiga es la madre y ella está presente en el pensamiento nativo de uno. El pensamiento nativo está corrompido por ser el primero que se tuvo, dice el loco psicólogo de YouTube. Sin anuncios lo dice.
Yo recuerdo que Olivia Flores gustaba de mi escribir. Yo escribía sin más y ella me amaba sin más. Cartas, yo escribía. Ella las leía. Claro que recuerdo. “Me gusta lo que dices pero ya no me gustas tú”. Y las olas como látigo de ultramar. Flores/Riviera.