En mis quehaceres se encuentra la decidida maniobra que auspicia desenlaces icónicos. Supiera uno contrarrestar mil agujetas ásperas: sin necesidad de alzar un Picasso. ¿Para qué los quiero? ¿Y si luego me arrepiento? No podría… ¡El poder que tendría!
Torres Wilco y Ecatepec. Cuanta inmundicia en hojas y papel.
Una de mis letras decía ‘anoche me comí una estrella de metal’. El EP está por salir.
Dirán que este lugar, oh, puesto tan pulcro, se ha convertido en un plasmazo de ocurrencias recónditas e irreconocibles. No saben pues, bien que no saben (y bueno saberlo) que este es el nectar indiscriminado e infiltrado de mi ser: tu tan llamado diario personal, ahora en movimiento.