Complicada y menosválida, Estér contaba anguilas lilas todas mías. Se lo susurré en inglés y tosiendo en picada. Así apagué su oscuridad. Desaste de todas mis ideas, le pedí. Todas las detesto, me respondió. En punto de acción y con poca precisión, mi azimut moderno no se lo pudo explicar. Indemne y perenne, mi flor de calcetas envuelve una raíz muy muy verde.
Mantenlos de lado, Estér. Esa vivencia de acinesia te va a dejar toda mensa. No te ahogues en esa canción, olor que no quema y sangre que envenena. Suspiro. Un alma así de ácima se cataloga como fragancia. No necesito testigos, Estér. Rézale a la suerte y te lo digo. Dímelo y jamás seré creído.
Mi delicada y dulce mequetrefe, la que vomita en bastiones pues todo se lo creen. Toda una mequetrefe, y yo tu mejor ación, pues me ajusto sin perder calidad.