Leo tanto sobre virgo que canta, y de pronto enfurece hasta destrozar en llamas. Lástima el pasado que encubren mis pecados. Mas no puedo quedarme ahí.
El llamado ladrón coge emoción en la intemperie de su corazón. Suenan las alarmas. 🚨 🚨 🚨. No podría hacerte daño. ¿Entonces qué he hecho? Mis acciones resultan en cicatrices, tan largas que puedes meter las narices y olfatear tus entrañas que son tan de cocaína. ¿O acaso los altos cargos cortaron ahí, como si se tratara de una operación cerebral, y mi sal de mar en sal de infierno se convirtió? Iris. Oh, Iris. Leo tanto sobre virgo que canta. No podría hacerte daño. No te hice daño, ¿verdad? Por favor, dame absoluta razón.
Qué patético Borges, pensaría Jimena. Ni siquiera lo diría. ¿Todo cambiará tal día? No lo hará, y lo sé porque tú me lo revelaste. Debería de renunciar al deseo de conseguir. Según tú—según ustedes—tengo lo necesario y lo ignoro.